Barack Obama es un fiel defensor de BlackBerry. Movió cielo y tierra para poder seguir usándolo en cuanto fue elegido presidente de los Estados Unidos y consiguió un terminal especial para él, pero con muy poca flexibilidad y una agenda escasísima. La prensa recientemente le he preguntado lo que pensaba del iPhone, y el mandatario ha revelado que no puede usarlo por motivos de seguridad.
Curiosamente sí que puede utilizar el iPad, probablemente porque el componente del teléfono no existe en ese terminal y por lo tanto es más fácil de proteger. Pero es irónico que Obama (que comparó a Apple con el mítico sueño americano) no pueda utilizar uno de los smartphones más utilizados por todos los estadounidenses.
La cosa cambia cuando nos fijamos en su familia, ya que las hijas del presidente tienen iPhone. No quiero ni imaginarme lo complicado que debe ser pasarse datos entre los teléfonos de los Obama, entre la diferencia de plataformas y las interminables capas de seguridad que deben tener sus sistemas.
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